lunes, 11 de octubre de 2010

Declaración de Viena

Noticias de la XVIII Conferencia Internacional de SIDA (resumen del artículo ofrecido por el GTT);


La comunidad científica internacional hace un llamamiento para que se reconozcan los límites y perjuicios que tiene la prohibición de las drogas, y pide una reforma de las políticas al respecto con el fin de eliminar las barreras que impiden proporcionar unos servicios eficaces de prevención, tratamiento y atención del VIH.

Unos hechos preocupantes:
• Los datos muestran con claridad que está aumentando el número de países con usuarios de drogas inyectables, y que mujeres y niños se ven cada vez más afectados.
• Fuera de la región del África subsahariana, el uso de drogas inyectables está implicado, aproximadamente, en uno de cada tres nuevos casos de infección por VIH.
• La alimentación de epidemias de VIH debido a la criminalización de las personas que consumen drogas ilegales y a la prohibición de ofrecer jeringuillas esterilizadas y tratamientos de sustitución de opiáceos.
• Los brotes de infecciones entre usuarios de drogas encarcelados e institucionalizados como consecuencia de las leyes y políticas punitivas y la ausencia de servicios de prevención del VIH en dichos entornos.
• El debilitamiento de los sistemas de salud pública debido a que la aplicación de la ley provoca que los usuarios de drogas se alejen de los servicios de prevención y atención y los empuja a entornos donde corren un mayor riesgo de que se produzca la transmisión de enfermedades infecciosas (como por ejemplo, el VIH, las hepatitis C y B y la tuberculosis) u otros perjuicios.
Por desgracia, este evidente fracaso de la prohibición de las drogas en la consecución de sus propios objetivos declarados, así como las graves consecuencias negativas de estas políticas, son negados con frecuencia por quienes tienen intereses creados en que se mantenga este status quo. Esta situación ha acarreado confusión entre el público y se ha cobrado innumerables vidas. Los gobiernos y las organizaciones internacionales tienen la obligación ética y legal de responder a esta crisis, y deben intentar promulgar estrategias alternativas basadas en pruebas que sean capaces de reducir de forma eficaz los efectos negativos de las drogas, sin generar a su vez sus propios problemas.



La declaración de Viena invita a todos a firmar en este enlace www.ladeclaraciondeviena.com, para que los distintos gobiernos:
• Pongan en práctica y evalúen un enfoque de salud pública, basado en la ciencia, que aborde los perjuicios individuales y comunitarios derivados del consumo de drogas ilegales.
• Se despenalice a los usuarios de drogas, se aumenten las opciones de tratamiento de la dependencia basadas en pruebas y se eliminen los ineficaces centros de tratamiento obligatorio de la adicción que violan la Declaración Universal de Derechos Humanos.
• Se apruebe y aumente de forma inequívoca la financiación para la implementación de un paquete integral de intervenciones en el ámbito del VIH enunciadas en la Guía de Objetivos de la OMS, ONUDD y ONUSIDA.
A modo de conclusión…
Basar las políticas de drogas en las pruebas científicas no eliminará el consumo de drogas o los problemas derivados del uso de drogas inyectables. No obstante, la reorientación de las políticas de drogas hacia unos enfoques basados en pruebas, que respeten, protejan y cumplan los derechos humanos, tiene el potencial de reducir los perjuicios derivados de las políticas actuales y permitiría reorientar los vastos recursos económicos a donde más se necesitan: La implementación y evaluación de intervenciones basadas en las pruebas en el ámbito preventivo, regulatorio, de tratamiento y de reducción de daños.

Eshel, tecnic ACASC

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