lunes, 11 de octubre de 2010

Y CON LO BIEN QUE ESTABA

Fue lo último que oí decir a mis padres cuando me echaron de mi casa, así fue como nuevamente me vi en la calle sola y sin salida, por lo tanto decidí terminar con todo esto de una vez, cansada de tener que soportar el infierno de mi casa y los que un día admire como modelo a seguir se habían convertido en verdaderos monstruos, cuando mí madre me aturdía con: ¡Aparta que no sirves para nada!, tu padre y yo ya no tenemos edad para soportar tu infierno aquí en esta casa, la musiquita demasiado alta por la noche ¡ se acabo!, y de ese hijo que llevas dentro no creas que te lo vamos a criar nosotros, menudo descaro traer a este mundo un niño con anticuerpos como si lo tuyo fuera poco, esto cada vez dolía mas, por tanto dirigí mis pasos a Ambit para retirar el pack para chutarme y luego con “el mono” apoderándose de mí llegue a “las casas baratas” para hacerme con la mortal dosis con la angustia que me acompañaba poco a poco comencé a subir Montjuic hasta llegar al cementerio elegí un mausoleo abandonado, encendí una vela para alumbrar este último ritual, mí hijo de cinco meses de gestación pareció aceptar mi decisión, le pedí perdón y en un dialogo interior le dije que me lo traía conmigo porque egoístamente no quería que el llegara a un mundo donde el mal se ceba en los desesperados desahuciados como ella, y de no hacerte pasar el mal trago de que un día después de tanta “caña” que uno se mete, termina por ver claramente y de una puta vez que después de tanta lucha llegar a entender que no puedes ganar, y que lo mas tremendo hijo mío, es tener que convivir desde el perfil del miedo y desde el ángulo del horror, después de este shock de realidad ya nada te queda por hacer todo se deshace ante tus dilatadas pupilas, por tanto he decidido poner fin a esta infame mentira de vivir atada a los esquemas convencionales.
Cayó el telón. Y Julia quedo atrapada entre el decorado y el cortinaje del escenario; se sintió como estar sobre una delgada línea roja, vio venir el miedo, pero el estruendo de los aplausos la hizo volver a la realidad. Subió el telón. Y frente a sus ojos Julia se encontró a todos aquellos que le habían ayudado a levantarse y si alguna vez quisieron hacer leña del árbol caído ahora aplaudían rabiosamente y me vitoreaban, pude ver entre el público a mis padres y hermanos abrazados y llorando, por primera vez en mí vida les daba una gran alegría; el pasado quedaba atrás por que ya había vivido la muerte constante de los vivos y ahora estaba decidida a recuperar un tiempo perdido junto a su hijo.


Carlos Herrera

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Deberias ser guionista, eres bueno escribiendo, me ha gustado. Seguir.



Joana Tapies

Anónimo dijo...

carlos me has sorprendido muy gratamente tu relato,es estupendo,creo que tienes que esplotar mas tu faceta de escritor.

Anónimo dijo...

que bueno Carlos, me se han puesto los pelos de punta... me has emocionado. Sigue escribiendo guapo.

Anónimo dijo...

Carlos, en este escrito, me veo retratada, pero lo mejor de toda esa aventura es sin duda, ese final. Parece una historia sacada de una realidad, un poco cruda, pero es exactamente tal y como es la vida. la protagonista, Julia, finalmente triunfa y es eso justamente, lo que da fuerzas para seguir en el camino correcto. Eres lo mejor de esta revista. ¡Que te den carta blanca!