Gran parte de la población reclusa es drogodependiente por vía parenteral. Cuando uno llega a la cárcel y ve que se encuentra mal y no tiene la dosis, intenta encontrar la droga como sea, vendiendo o empeñando pertenencias suyas para conseguir una dosis que le quite el mono.
El primer problema es conseguir una jeringa ya que no existe un programa de intercambio de jeringas ,con lo cual hay que pedir una o alquilarla por dinero o compartiendo la dosis, entonces de aquí deriva un peligro ya que las jeringas se encuentran en muy mal estado.
Por eso desde aquí una vez mas reclamamos que exista un programa de intercambio de jeringas para evitar que se produzcan infecciones de todo tipo y no solo VIH.
Por una semana de reclusión no tienes por que salir de allí con una enfermedad incurable, aunque estes privado de libertad no deberías estarlo de unas mínimas condiciones sanitarias.
Cuando se ingresaba antiguamente en prisión te daban un petate con un poquito de pasta de dientes, una cuchilla de afeitar nueva y un par de preservativos, igual que dan esto podrían dar una jeringuilla ,lo que rebajaría considerablemente los riesgos de infección.
Este programa se usa en el País Vasco donde hasta ahora ha dado buenos resultados.
por Xavi
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