martes, 19 de febrero de 2008

Declaración universal de los derechos de las personas con VIH/sida

Esta declaración formulada y editada por el comite ciudadano antisida, se dirige a la opinión publica al objeto de conseguir la sensibilización de la misma ante los problemas de discriminación y rechazo que sufren las personas con VIH/SIDA. Todo su contenido se apoya en las recomendaciones emitidas, entre otros por la organización mundial de la salud OMS, la organización de las naciones unidas ONU, la comunidad económica europea CEE, la UNESCO y la organización internacional del trabajo OIT.

El sida es una enfermedad mas y como tal debe ser asumida por toda la sociedad . Sin embargo , hoy por hoy, es utilizada en ocasiones para justificar miedos irracionales, prejuicios atropellos abusos y violación de los derechos de las personas que la sufren.

1. Cualquier acción que vulnere los derechos de las personas con VIH/SIDA y que limite, impida o niegue su participación en actividades laborales, escolares, sociales o de cualquier otra índole, por su condición de portadores del virus o enfermos , es discriminatoria y debe ser sancionada.

2. La discriminación en el trabajo debe ser combatida. La infección del virus del SIDA no es motivo de cese laboral ni causa legal de despido y el trabajador no esta obligado a informar al empresario si esta infectado o no.

3. A ningún alumno o profesor se le puede negar el derecho a asistir a clase y a participar en las actividades escolares, por el hecho de ser portador del virus o enfermo de SIDA.

4. Negar el derecho al alojamiento o vivienda por causa del sida es una violación del articulo 47 del la constitución.

5. Las personas afectadas por el VIH/SIDA tienen el mismo derecho a la asistencia medica que el resto de los ciudadanos.

6. El derecho a la confidencialidad y a la intimidad debe ser escrupulosamente observado. Cualquier referencia a la condición de portador del virus o ala enfermedad sin el consentimiento de la persona afectada viola los derechos recogidos en el articulo 18 de la constitución.

7. La prueba para conocer la condición o no ,de portador del virus , así como cualquier tipo de examen medico, son siempre voluntarios y no pueden realizarse sin el consentimiento de la persona afectada.

8. A falta de una vacuna ,la única forma de evitar la transmisión del virus del sida es la puesta en practica de las medidas preventivas, que son: no compartir jeringuillas, usar el condón en las penetraciones vaginales y/o anales, no ingerir ni tener en la boca semen o flujo vaginal y, evitar el embarazo si se es portadora del virus.

9. Por la forma de actuar del virus ,muchas personas pueden no conocer su condición de portador del mismo hasta transcurrido cierto periodo de tiempo y durante ese periodo pueden transmitirlo. Por tanto la responsabilidad de la puesta en practica de las medidas de prevención no es solamente de las personas con VIH/sida sino de todos los ciudadanos; afectados y no afectados.

10. Apoyar a las personas con vih/sida , no es solo una forma de ser solidario con ellas sino con nosotros mismos, y defender sus derechos supone defender también nuestros derechos y los de todos los ciudadanos.

El amor en la era de la rosa virtual

El amor, ese sentimiento que impulsa al mundo, mi abuela decía que proviene de Dios. Y debe ser cierto, porque es el único que no hace distingos de razas, culturas, edades, economías, condición social, y es que los opuestos se atraen. Si no, ¿cómo se explica, por ejemplo, que muchos hombres altos prefieran mujeres bajitas?

Unos creen en el amor a primera vista, otros en la atracción hormonal, algunos se enamoran de un timbre de voz, otros de la ternura, pero cuando esa otra mitad toca las fibras más sensibles de nuestro corazón, sabemos que es irrepetible, que no podremos reemplazarlo.

Pero enamorarse en esta era en que las rosas y las tarjetas son virtuales es correr riesgos y aventurarse en una selva de peligros, por la inmediatez y brevedad de las relaciones que casi surgen al paso y que son como un espejismo del cual debemos huir para no caer en manos de la depresión. Porque el amor nos transforma, nos hace reír y llorar, viste nuestras vidas de fantasía, ilusión y romanticismo. Nos hace sentir diferentes; la sangre fluye con mayor rapidez por nuestras venas; estamos enamorados. Pero cuando no somos correspondidos nos sentimos como un mueble en desuso, abandonados.

Amar en tiempos de la viagra y el sida puede ser cuestión de vida o muerte. Una mirada cómplice, dos manos entrelazadas, una sonrisa compartida, es el preludio, pero los jóvenes de esta parte del mundo más tardan en llegar a las discotecas que en desear desvestir los cuerpos de sus amadas, no importa si ella es atea o católica, el deseo se impone en la época que nos ha tocado vivir. La ley de la libido no tiene fronteras. Es el encuentro de ambos sexos en lugares comunes y surge la pasión, pues Cupido no tiene vacaciones: siempre está lanzando sus dardos.

Unos dicen que una cosa es enamorarse en Latinoamérica y otra muy distinta en Norteamérica o en Europa. Afirman que los norteamericanos van directo al grano; si les gustas, te lo confiesan, y si aceptas inician una relación sin muchos preámbulos ni formalidades.

Entretanto, muchos latinos amamos casi de manera enfermiza. Somos melosos, celosos, posesivos, casi irracionales, algunos tremendamente egoístas. Hay quien prefiere ver muerta a la persona amada antes que en brazos de otro u otra. En muchos casos no funciona la inteligencia emocional.

Pero el amor tiene sus matices y en todas las edades, etapas y circunstancias de la vida tiene una belleza indescriptible. En La ciudad de la alegría, el libro de Dominique La Pierre, además de encontrar el amor de la madre Teresa, hallamos la apasionada relación física de los leprosos de Calcuta en la India. Pienso que la misma dimensión tienen los amores imposibles.

Sin embargo, nada ha podido conmoverme más que el amor entre quienes viven con el sida o el virus de inmunodeficiencia humana, un amor a prueba de fuego, lleno de sacrificios.

Eric From decía que sólo se ama aquello que se conoce. Quien no conoce nada, no ama nada. Y debe ser cierto porque amas un color, un olor, un silencio, la sensibilidad que casi llegas a acariciarla. Amar es doblegar y ensayar una y otra vez el arte de convivir con una plenitud que va más allá de los sentidos. Es darlo todo a veces a cambio de nada; es compartir y estar allí, aunque no podamos abrazar a quien más amamos.

Existirá algún mortal sin amor. Si existe será como una hoguera sin fuego o una madre sin hijos. Así, es fácil entender el dolor de los reos privados del amor de sus mujeres y sus niños.