Es una tarde de agosto, en medio de la pl. Catalunya; los grandes almacenes, que todos/as conocemos, a un lado; más abajo, ese antro pro-americano, que se llena de turistas, (en busca de alguna camiseta u objeto de moda del mundillo del rock), tocando a “Rivadeneira”. A lo largo y ancho de la plaza, cinco o seis grandes entidades bancarias, llenos de miles de millones de euros, que van de mano en mano, (aunque hay alguna mano, que no llega a tocar ni un billete de 50 euros.)
Nos acercamos a “Portal de l´`angel”, y allí,en medio de tanta gente, (andando como zoombies, todos hacia las tiendas de moda) e ignorte de la misma, se encuentra David. Por desgracia para él, no está allí de compras, ni ha salido con los amigos o con la novia. Pero a mi, en particular, no se me pasa por alto su presencia. Arrodillado, como aquel que espera el paso de la “dama de la güadaña”, con su impactante letrero de cartón, e3n el cual explica, sin tapujos, su estado económico-social-sanitario,en el que se encuentra,y con el VIH, que salta a la vista (para los que por desgracia, conocemos la cara del “bicho”), allí está David, esperando que alguien se fije en él y en su cuenco, que contiene unas cuantas monedas de poco valor. Su actitud, es pasiva, pero con un mensaje profundo.... (en el cartón ha recortado, en la parte media-superior, medio círculo, en el cual posa, tranquilamente, su garganta, a ver que pasa....) y una triste mirada, me conmueve profundamente.
Me lo quedo mirando, sin que se de cuenta de mi presencia, a una prudente distancia (¡vaya! se me han ido las ganas de comer, ¡y eso que estoy casi en ayunas!). El no se percata de que estoy observándolo, pero entonces....¡mi cabeza se llena de preguntas sin respuestas! Me viene a la memoria, un trozo de una frase, de un libro que he leido recientemente, y me repito una y mil veces: “me doy permiso para liberarme de cargas ajenas a la mia”; es cierto, ¡yo no puedo arreglar el mundo! Pero a veces no se puede evitar el pensar, el razonar, el sentir que creo tener cierto parecido a la Madre Teresa de Calcuta, ¡qué más quisiera yo, que tener una varita mágica y arreglar las cosas que me asquean y me queman por dentro!
Así pues, después de meditarlo mucho, me encamino, dubitativamente, hacia donde había pensado en llenar la tripa, un “ fast-food” made in U.S.A., repleto de niñatos guiris, de familia aburguesada, con los bolsillos repletos de euros, para gastar en caprichos , ropa de marca, siguiendo la estúpida moda , en la que pican todos aquellos que carecen de personalidad propia. Me entran ganas de mandarlo todo a tomar por el ....y largarme de ese lugar, en el que me hace sentir tan mezquina y vacia como el resto de la clientela, pero mi estómago me dice lo contrario. En fin, después de una cola kilométrica lleno de nórdicos/as (vestidos acorde de la “moda” como borregos de uniforme) aparece por fin, la cajera con aspecto y acento sudamericano; le pido el menú más apto para mi paladar y mi bolsillo, y no da pié con bola, con la moderna caja registradora....no se aclara con tanto botón; finalmente aparece el enterado de turno: un joven japonés, familiarizado con la tecnología del futuro, y le explica a la inexperta “latina”, cuales son las teclas que debe presionar para que la “ caja-ordenador”, haga su trabajo. Asombrada de tanta precariedad laboral, agarro la bandeja y me dirijo hacia una pequeña mesa redonda, y me siento sola, (mejor sola que mal acompañada).
La imagen y el recuerdo, aún presente, de David, no se me borra de la memoria, mientras devoro con ahinco, el bocadillo de pechuga de pollo con ensalada, y doy algún que otro sorbo a la limonada. Lleno de “ketchup” las patatas fritas de acompañamiento, cuando de pronto me pregunto: ¿Qué carapondría David, al ver estas patatas fritas con su Ketchup?. Así, pués, ni corta ni perezosa, me levanto, patatas en mano, salgo del establecimiento en cuestión, y me voy a escasos metros, en busca del chaval, a ver que tal se me da,una charla con él.
Me lo encuentro, exactamente, con la misma postura en que lo dejé; el ni se inmuta, ni tiene porque hacerlo. Le pregunto si tiene hambre, acercandole al mismo tiempo la bolsa con las patatas. N i qué decir tiene, que las devora casi sin respirar, (después me cuenta que eso era lo primero que ha comido en todo el día) y le doy dos monedas de 1 euro.
Seguidamente, le pregunto una absurda pregunta, de la que se la respuesta: “¿estás enfermo, verdad? “ él asiente. Me cuenta entre otras cosas, que está practicamente viviendo en la calle, (aunque a veces va a un piso de “okupas” ), y que además acude al SAPS, con regularidad. Lo de su enfermedad es evidente: VIH+ y VHC+, en “ fase terminal”. Como él hay muchos en la plaza Catalunya, aunque con distintas dolencias.... hay un hombre y una mujer , con ambas piernas amputadas, otra mujer en una silla de ruedas, enjuta, jorobada y con muy mal aspecto y precaria higiene; otro enteramente enllagado....
Es sumamente vergonzoso (a mi humilde paracer), que seres como David (por decir un nombre) se encuentren en esta situación tan deprimente y tengan que ver terminada su aparatosa vida, en la calle , en el submundo de la mendicidad, (sin contar las mafias de la Europa del este, que actuan impunemente, pisoteando los “desechos” de la humanidad), como bien digo, un “submundo de mendicidad forzada”, ya que no les queda otra alternativa, y en el caso de David, palabras de su mellada boca: “prefiero pedir limosna a robar, ya que el robo y la droga me llevó a la cárcel en varias ocasiones”.
Y mientras tanto, yo me pregunto: ¿es qué la Generalitat, el Estado, el gobierno central, o a quién proceda, no pueden disponer de un lugar para que David (entre tantos otros) pueda acabar sus dias en un lugar, en el que se esté atendido por médicos, enfermeras, etc., disponga de una cama , de unos alimentos y un mínimo de alegría.
David, en particular, ni tan siquiera es beneficiario de una P.N.C. (aunque se la están tramitando). ¿Llegará un día en cobrarla o habrá sido todo en balde y a destiempo? En fin, con David hablé un poco, entre otras cosas lo derivé al A.C.A.S.C., le he dado la dirección....¡Qué haga algo para encontrar un nivel de vida mejor! Que por lo menos sepa de los recursos de los que puede contar, aunque....¡son tan pocos y limitados! Pero David , si lees esto, no te conformes con recoger día a día, el resultado de tu humilde mendicidad,y no aceptes el bajo nivel de vida que te ha tocado vivir. ¡No permitas ser ignorado y así un sinfín de seres solitarios, enfermos y desamparados, que contrastan con lo que algunos/as, solo quieren ver de esta renombrada plaza: un centro de reunión de gente de posición económica “digna”, que destinan parte de su fortuna en tantos y tantos comercios y lugares de ocio, en esa plaza, centro turístico por excelencia. Lo demás es “la escoria de la sociedad” sociedad decadente”, dadas las circunstancias existentes. por tus semejantes!
Mientras hablamos, la gente nos miran, con sorpresa unos, con desprecio, los otros y los demás son totalmente ignorantes de nuestra presencia.¡Qué sabrán éllos de enfermedades y limitaciones! Ellos duermen en blandas y confortables camas, con láminas de madera como somieres, y suaves y perfumadas sábanas satinadas , con su aire acondicionado y tantas y tantas comodidades ( la mayoría caprichos de nuevo rico).
Me despido de David, prometiéndole volver al día siguiente, a la misma hora y en el mismo lugar. Al alejarme, no puedo evitar girarme, y casi me rio (perdón) de verlo a él, tan poca cosa, delante de los imponentes y grandes almacenes que todos/as conocemos de sobras. Es como una hormiga obrera, ante tanta grandeza y poderío de la hormiga Reina, y capitalista. Vuelvo al día siguiente, y no está; lo espero. Estoy toda la tarde dando tumbos, a ver si lo encuentro, pero no aparece. ¿Se lo habrá tragado la mala vida, o la desesperación de verse solo ante una sociedad tan egoista, como lo es la soledad?
Hasta pronto David, espero volver a verte en mejores condiciones. Aprende a luchar, aunque mengúen tus fuerzas, no enseñes nunca tu punto flaco al enemigo. Espero verte de nuevo, sentado en un trono, mirando desde lo alto, en dirección de esos “grandes almacenes”. Somos muchos en tu largo o corto camino, solo hay que saber elegir el lado de la “FRONTERA”, a ver si todos/as encontramos el lado bueno. Hasta otra amigo David.
-HOLGA-
No hay comentarios:
Publicar un comentario