domingo, 18 de noviembre de 2007

El rictus oblicuo de sus labios

El rictus oblicuo de sus labios- desplazado hacia la izquierda -y la rectitud de su nariz- reflejo de su carácter decidido y fuerte- eran el fiel de la balanza de sus ojos vivarachos. Pero, ... ¡ay, esa mirada!
Parecía que no era nada: algo enclenque, delgado, discreto, reservado, ... pero, su mirada lo decía todo. ¡Ay, esa mirada! A través de la mirada -su mirada-, te transmitía su cálida amistad, su enorme capacidad de lectura, su delicadeza estética, su fina y sagaz ironía, su naturaleza observadora, su transgresión... ¡Ay, esa mirada!
No le gustaba destacar, ni ser el centro de nada. Pero, su mirada lo decía todo, su mirada lo era todo. Esa mirada que hablaba, que transmitía ideas e ideales, que animaba y entusiasmaba, que era una caricia y un reproche..., que era Juanjo. Para quienes te hemos tratado, Juanjo, tu mirada permanece y es profunda. ¡Ay, esa mirada!

Pilar Elcoso

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy "El Zorro-Frances" Conocí bien esa miradaa. hay que mirada.

Anónimo dijo...

Este es un mensaje para Pilar Elcoso, que espero que sea la misma que estuvo en México hace ya algunos años, si es ella seguramente me recordará del Orfeo Catalá de Méxic, quisiera que se pusiera en contacto conmigo, mi correo es bertet66@hotmail.com